No fracasé, encontré maneras de cómo no hacerlo
Cuando me preguntan “¿cómo le haces para estar tan motivada?”, por mi mente pasan varias cosas, una de ellas es que al final de todo, es el amor lo que te mantiene, amor a lo que haces, amor a la vida o, ¿por qué no?, a una persona, por lo que decidí siempre hacer cosas que ame de verdad.
Nací en una familia normal y orgullosamente sonorense donde todos son ingenieros industriales, donde predominan las pláticas de números y las matemáticas y donde tuve todo lo necesario, pero también se me enseñó que si quería más, tenía que buscar la manera de obtenerlo por mí misma.
Por azares del destino entré a la carrera de arquitectura, en contra de todo lo que se podía esperar en mi familia, pero siendo muy apoyada por ellos. Nunca tuve las mejores calificaciones pero traté de hacer lo mejor que pude. Cuando me gradué, empecé a buscar trabajo de arquitecto, mandé mi currículum a varios despachos, pero había uno en específico al cual yo quería entrar y a donde la respuesta fue NO la primera vez y muy difícil para mí pensar en una segunda oportunidad, la cual se dio y donde estuve trabajando poco más de un año. Un lugar al cual estoy muy agradecida de haber formado parte y donde aprendí muchas cosas, al ser un lugar pequeño, tuve mayor oportunidad de aprender sobre temas aparte de sólo diseñar, entender un poco de la organización de una empresa y, sobre todo, en este lugar tuve mi primer acercamiento con la metodología BIM, aún sin yo saberlo.
La verdad es que, en una ciudad como Hermosillo, la mayoría de las personas espera que te quedes, te independices, te cases, formes una familia y sigas con una vida “normal”, lo cual me parece excelente, pero mi yo interno y aventurero me decía que había mucho más por hacer allá afuera y que mis conocimientos podían ayudar a un nivel mayor. Desde hace tiempo he pensado que todo lo que tenemos de sobra, sea conocimiento, dinero, objetos o cualquier cosa, es para compartirlo con los que no tienen y trato de vivir de acuerdo a eso.
Al tiempo de trabajar en este lugar empecé a sentir que lo que hacía ya no era suficiente para mí, que necesitaba reforzar mis conocimientos acerca de la metodología BIM y sus aplicaciones, por lo que decidí buscar trabajo fuera de mi ciudad natal, otra vez en contra de todo lo que se esperaba.
Pocos creyeron que lo lograría, a veces ni yo misma y de verdad fue un proceso de altas y bajas, en donde se me negaron varias puertas y donde la mayoría de las veces mi otro yo tranquilo me decía: ¿para qué te vas?, aquí tienes todo lo que necesitas, aquí eres feliz.
Y sí lo era.
Cuando estaba por darme por vencida encuentro a ALBA y algo me dice: intenta otra vez. Confieso que cuando vi mi teléfono vibrar y una lada extraña dije “De seguro es Telcel, no voy a contestar”, pero por una razón, contesté.
A casi un año de estar en ALBA puedo decir que nunca pensé que podría aprender tanto. Este lugar ha sido mi maestro en metodología BIM ya que es una de las empresas pioneras en el país en implementarla y sobre todo, en proyectos tan grandes. Pero también, ALBA y BIM me han enseñado a trabajar en equipo, que los fracasos se comparten pero también los logros. He aprendido que mi trabajo también puede ayudar a los más necesitados y algo muy importante: no todo es trabajo.
Por último quiero decir que después de tantos NO, llegué a sentirme una persona incapaz, me sentí muy insegura, y que tal vez sí, mi destino era quedarme y continuar con lo que todos esperaban de mí, pero lo volví a intentar. La vida me ha enseñado que los NO, son porque aún no estás preparado, no lo suficiente y a estar agradecido por esos tragos amargos que yo prefiero llamar experiencias, porque de ellas aprendí cómo no se hacían las cosas.
No siempre estuve o estoy motivada, a veces sólo hago lo que tengo que hacer y trato lo mejor que puedo, tal vez no salga del todo bien, pero lo seguiré intentando y cuando esté por rendirme, lo intentaré una vez más si es que es realmente lo que quiero.
¡Ah! Y si me vuelven a decir que no, lo intento con más ganas.